Inserte aquí sus preocupaciones más mundanas. Pongáse enfrente de ellas, mírelas, sépalas reales. Hágase responsable de ellas. Asúmalas en silencio. Olvide a sus protectores. Mírese al espejo. Llore. Siéntase miserable.
Bienvenido a su existencia irrevocable y solitaria.
1 comentario:
No resistí, no pude. Pero gracias por la bienvenida.
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