jueves, 14 de agosto de 2008

Este también se llama soltura

Sé que le he dedicado innumerables líneas a este tema, pero bueno, a la goma, todos sabemos que es permanencia voluntaria.
Hoy empecé mi clase de yoga y una clase de expresión corporal. Todavía no puedo abstraer la idea central de la segunda como para decírselos en pocas líneas, pero, para acabar pronto, ambas me fascinaron. Me duele el abdomen y estoy contenta. No sólo por mi sensualidad despierta entre tanto estiramiento, sino porque creo firmemente que una parte de mí se cura en este proceso de reconciliación con mi cuerpo y -haciéndole honor al título- de soltura. Al final todos sabemos que el dualismo cartesiano alma/cuerpo es más que obsoleto. Y por tanto la cura sólo puede darse en un proceso integral.
En otras palabras, creo que en mi cuerpo quedan aun resabios de esa que no soy pero creí y padecí ser, y creo que liberándolo del yugo de mi pasado y de mi propia rigidez, liberaré una parte importante de mí, una parte que, por lo demás, desde hace años ya busca ser liberada.

No hay comentarios: