Si carecemos siempre de certezas, si lo único que tenemos es nuestro daemon y nuestra voluntad de hacer que así sea, si de nada sirve esperar a estar convencidos de algo porque nunca lo estaremos, ¿sirve de algo esperar entonces a que la voluntad aparezca, a que queramos hacer que algo sea? Es decir, ¿que no requerimos también una certeza de tener la voluntad? ¿Y que no es eso una petición de principio? Requerimos voluntad para jugar a tener certezas y certezas para tener voluntad, and so on, and so on.
Quizás es como dice Kierkegaard o uno de ellos: en las decisiones verdaderamnete importantes hacemos todo menos pensar. Es decir, hay situaciones que nos hacen aventarnos al abismo, y una vez en el aire, ya puede empezar la cadena de voluntades, no antes.
Esperemos entonces la caída espontánea. (Qué otra)
Quizás es como dice Kierkegaard o uno de ellos: en las decisiones verdaderamnete importantes hacemos todo menos pensar. Es decir, hay situaciones que nos hacen aventarnos al abismo, y una vez en el aire, ya puede empezar la cadena de voluntades, no antes.
Esperemos entonces la caída espontánea. (Qué otra)
1 comentario:
Esa es la discusión. Shoppenhauer o husserl. Sueles ser aguda.
Debo poner en claro lo que peudo decir al respecto. pero hay una tesis de maestría en Filos acá en Gto. que se está haciendo actualmente que puede responder a eso de una manera interesante. La hace, para varias, una capricornio. para que veas que todo está conectado. Jo.
Los capricornio son de miedo. Yo estoy rodeado de ellos. me dejo dominar. me ha ido bien. jo
Saludo Fenomenológico.
Publicar un comentario