Mi relación al respecto a las psicoterapias es siempre ambivalentes, me atraen, pero me resisto a ellas. Me atraen porque la teoría me parece interesante, el fenómeno del espejo y del exorcismo, de la restitución del Orden a través de la palabra, etcétera. Pero ¿por qué me resisto entonces?
Creo que me molesta la idea de perder el control. Hay quien diría: de todas formas no lo tienes. Pero yo respondo: en todo caso es igual de ingenuo creer que la tienes tú a creer que la tiene el otro. No dudo de las virtudes de la transferencia, pero en ella lo que se juega es la entrega de la intimidad, la revelación del secreto y la autoridad implícita del terapeuta en TU vida. Me parece abominable la idea de que, yendo a terapia, tenga que dudar de las cosas que a mi me funcionan, o empezar a desconfiar de mi forma de resolver mis problemas y requiera de un otro como el legitimizador de mi autoconcepto.
No lo sé. Igual haya que esperar un momento de crisis.
Creo que me molesta la idea de perder el control. Hay quien diría: de todas formas no lo tienes. Pero yo respondo: en todo caso es igual de ingenuo creer que la tienes tú a creer que la tiene el otro. No dudo de las virtudes de la transferencia, pero en ella lo que se juega es la entrega de la intimidad, la revelación del secreto y la autoridad implícita del terapeuta en TU vida. Me parece abominable la idea de que, yendo a terapia, tenga que dudar de las cosas que a mi me funcionan, o empezar a desconfiar de mi forma de resolver mis problemas y requiera de un otro como el legitimizador de mi autoconcepto.
No lo sé. Igual haya que esperar un momento de crisis.
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