jueves, 3 de mayo de 2007

Lividinización

El secreto de la vida se encuentra en la lividinización. O dicho de otra forma, en la capacidad de estimular nuestra impulso hacia Eros para que éste se contraponga con nuestro impulso natural hacia Thanatos. Resistirnos a la muerte, inyectándole placer a la vida naturalmente dolorosa. Si no es posible hacer perfecta la existencia, cuando menos hacerla llevadera en el pensamiento, con la lividinización, con la apropiación conceptual, con el aprendizaje que las vivencias te proporcionan. Si ya vas a ser víctima, cuando menos una heróica; si ya vas a perder, cuando menos que te cambie la vida.
De eso sirve mi ensimismamiento, de posibilitador artificial de un sentido que la vida de suyo no tiene, es un decir: vale la pena porque hago que valga la pena, porque he salido invicta, porque soy más yo que ayer, porque aun lo peor de mi vida me ha servido para crecer. Si no era nada tonto Nietzsche: lo que no te mata, te hace más fuerte.

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