lunes, 11 de agosto de 2008

Soledad

Creo que pocas personas disfrutan tanto la soledad como lo hago yo. En mi caso, mi tranquilidad y mi equilibrio depende en gran medida de esa posibilidad. Si disfruto manejar no es porque lo disfrute de verdad (en realidad me choca un poco), sino porque me garantiza cuarenta minutos de ida y cuarenta de vuelta en soledad, yo y mis pensamientos y mi música y nada más. Ayer estuve sola casi todo el día, sólo arreglé mi cuarto, escuché música, perdí el tiempo. Y sin embargo fue absurdamente satisfactorio. Hasta me hace pensar: mi calidad de vida subiría tres rayitas si todos mis domingos pudieran ser así.

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