Detesto que las cosas tengan valores de intercambio. Creo que por eso le quito con tanta urgencia el precio a cada libro que toca mis manos, para regresarles su esencia: el ser libros. Y que valgan por eso. Lo mismo pasa con las cosas "valiosas", con "lo que no te puedes perder". En este caso Mazatlán. Vale más en valor de intercambio que quedarme a no hacer nada en la ciudad. Pero en su valor de uso gana sin chistar la ciudad: paz mental, tiempo para pendientes, sueño, calidad de vida...
No tengo energía para cosas extraordinarias, sólo quiero ser normal, hacer lo normal, exigirme lo normal.
No tengo energía para cosas extraordinarias, sólo quiero ser normal, hacer lo normal, exigirme lo normal.
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