Es que por qué tendemos a calificar situaciones de buenas y malas, por qué tendemos a querer regresar siempre a un momento idílico ilusorio, al edén perdido jamás tocado, cuando se puede estar tan bien en la tierra de los hombres si se sabe que esto es lo que hay y nada más, y aquel sueño del ayer fue también en esta tierra y Adan significa hombre y como hombre falible y mortal. Creo que me gusta la idea de desvincularme afectivamente un poco de todo (y todos), es un descanso del psique y de la soma, del éter y la sal, un respirar, un no importa, un dejar de fantasear, de producir, de desvivir, un momento para mí sin culpas ni angustias y sin flagelaciones por haber dejado ese edén ya que nunca hubo tal.
lunes, 30 de julio de 2007
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