Me ha resultado más difícil de lo que imaginé regresar al DF después de vagar por tanto tiempo por lugares menos reales. Lo pensaba de camino de la estación a casa al ver las construcciones predominantemente cuadradas y la funcionalidad vial que extrañaba, tan ridículamente rígida, mecánica. He dormido con doble manga larga y cobijada y sin embargo he pasado frío. Me parece que lo que había olvidado es la soledad de esta gran ciudad, el anonimato que tanto defiendo y presumo. Pasa que es tan fácil no ser nada por aquí. Se me viene a la mente la palabra paz. También la palabra inhóspito.
sábado, 5 de julio de 2008
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