Cuando estoy de mal humor lo que me pasa es que me vuelvo realista. Es decir, dejo de hacer una distinción entre fenómeno y cosa en sí, entre percepción y realidad. Esto me lleva a la creencia de que, de verdad, el mundo está en contra mía y todo lo que me causa malestar es intrínsecamente reprobable.
lunes, 28 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario