sábado, 8 de diciembre de 2007

Autolegislación

Creo que si me peleo tanto con la filosofía de Kant (con su ética sobretodo) es porque en el fondo mis máximas del deber son sumamente kantianas. Yo comparo su imperativo con el Súper Yo de Freud, eminentemente cruel, Tania en cambio dice que Zizek dice que eso no es así, que más bien el imperativo equivale al deseo lacaniano. Y bueno, habría que verse. De cualquier manera, esa discusión no es tema de este post.
El punto es que, léase como se lea, tengo la compulsión a la autolegislación (kantiana): requiero autolegislarme para mantener mi angustia en niveles controlables. Y de ahí quizás el problema con las vacaciones, en donde, en primer lugar, tengo la clásica crisis postestrés que se caracteriza por un desequilibrio emocional muy patético y risible (parezco de esas chicas de anuncios de toallas femeninas "me trajo sólo una rosa y antes me llevaba docenas"), y en segundo lugar, empieza el ansia resultado de la falta de autolegislación, y me hace falta sentirme en control, ordenar mi cuarto cuando menos, comer saludable o emprender proyectos intelectuales tipo leer x número de libros en lo que queda del mes, etcétera, y todo sólo para crear un orden artificial como todos los órdenes y para que bajo esa ilusión me sea posible descansar.
Je, y leyéndolo como alguien externo ha de sonar muy creepy todo esto, pero bueno, ni pedo, a asumir nuestros demonios, a sacar de ellos algo productivo, o cuando menos a tematizarlos para hacerlos un poco más pequeños...

2 comentarios:

LSz. dijo...

Ni Kant ni la misma ataraxia clásica; puedo asegurar que es un rollo femenino: el deseo de controlarlo todo. No es simplemente un orden necesario. Est Plus Ultra.

Nerea dijo...

Jajaja igual