martes, 13 de noviembre de 2007

Hijos

El problema de los hijos es que no perdonan, no pueden perdonar. Es decir, no es una cuestión de voluntad ni obedece a un rencor explícito, sino que es sólo su naturaleza, porque su instancia psíquica se formó en los primeros años de su vida y cada error tuyo fue una pequeña huella que quedó marcada en ellos para siempre. Además, no hay forma de que eso no suceda; aquí entra Lacan, relación simbiótica madre-hijo, etcétera. Es decir, la relación padres-hijos es una relación ya de entrada patológica, pero con la clausula que dice que, si bien ambos son partícipes, tú eres y serás siempre el responsable de cualquier producto que de ello emerja.
Ja, es raro que el "tú" en este caso se refiera a los padres y no al hijo, que sería lo natural.

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