lunes, 22 de octubre de 2007

Tragedia amorosa

Registro algo interesante que vi hoy en mi clase de integración:
La tragedia de las relaciones amorosas consiste en el conflicto de dos idealizaciones que hemos heredado:
La primera relacionada con el amor pasional, el visceral, el romántico que te quita el sueño, que te duele por dentro, el desgarrador, Romeo y Julieta, etcétera.
La segunda relacionada con la estabilidad, la monogamia, la fidelidad, el amor único y por siempre, etcétera.
Parece que estas dos son en cierto punto incompatibles, porque funcionan con diferentes tiempos (esto ya no es de mi clase), la primero con tiempo vertical (representado por el instante), y la segunda con tiempo horizontal (representado por el proyecto de vida). Denis Rougemont analizando el amor occidental dice que de ahí nace la tercera figuar: la del amante. Tenemos a la esposa representando una y a la amante representando a la otra. ¿Pero es que no hay otra salida? ¿Equilibrio? No lo sé, quizás quitarnos de idealizaciones, pero no lo sé.
También habló un poco sobre el perdón como el mecanismo bajo el cual el que perdona proclama una superioridad moral sobre el perdonado y deja a éste último en insoldable deuda. Yo ya lo había pensado. Está cabrón, ¿no? Si a mí me pusieran el cuerno lo más viable que se me ocurre hacer es hacer lo mismo, no por venganza, sino sólo para limpiarme de la idea de que soy mejor que el otro, o que yo soy víctima y él verdugo, cosas así, o sea, sólo para regresarnos la condición de iguales, aunque no sé, reconozco que está difícil.

1 comentario:

LSz. dijo...

Son los tòpicos literarios. Son, por ser literatura, la historia del mundo. No creo que haya un esquematismo que las alinie. y sì, està cabròn.