Sólo para mi tranquilidad, para no sentirme presa de tus sofismas, falaz hombre:
1.- Que puedo salir con quien quiera, coquetear con quien quiera y en último caso meterme con quien quiera sin tener que considerar en mi decisión cualquier otra cosa o persona que no sean las implicadas (o sea el sujeto x y yo), y eso sin tener que sentirme culpable y sin que nadie tenga el derecho a reprochármelo. Y como eso cualquier otra decisión, irme a vivir a Alemania, tatuarme una araña en la cara, volverme lesbiana, etcétera.
2.- Que puedo olvidar mi celular un día y cuando regrese no tendré ocho llamadas perdidas, seis mensajistos de "¿estás bien?", tres recados en mi casa y un hombre del otro lado de la ciudad comiéndose las uñas y fantaseando con que me estoy tirando a tres negros mientras tanto. Además, en dado caso de que me los estuviera tirando, revisar de nuevo el inciso número 1. Lo mismo ocurre cuando yo estoy haciendo un plan con alguien más, más de una llamada se considera acoso.
3.- Que todo futuro es incierto, que NADIE está a priori en él, que no estoy atada por promesa alguna y que no soy responsable de quimeras teleológicas ajenas.
4.- Que nadie puede establecer leyes de predicción en mis actos ni suponer que del hecho de que un día tenga un gesto buenaonda con esa persona se siga que estoy obligada a tenerlo permamentemente y de por vida.
5.- Que no depende de mí el bienestar de persona alguna ni me tengo que hacer cargo de su malestar o en general de sus cambios anímicos.
6.- Que tengo derecho a los secretos y las omisiones; es decir, que puedo tener una vida privada que no requiero compartir con nadie si no se me da la gana.
7.- Que puedo estar en mi pedo en la escuela, convivir con quien se me da la gana, tomar café con los filósofos o el sol con el amigo-que-no-sé-su-nombre sin la amenaza de que llegue una rémora a incrustárseme en el brazo, darle la espalda a todos y demandarme atención como si pudiera disponer de toda ella.
8.- Que nadie tiene el derecho a someter a escrutinio paranoico mis blogs o cada uno de mis gestos; que no requiero censurar, aparentar o dar explicaciones de nada y que nadie puede someterme a interrogatorios extenuantes sobre mis estados mentales y las causas últimas de cada movimiento que hago.
9.- Que voy a poder dejar de vivir a la defensiva tranquila de saber que nadie va a estar a la ofensiva porque la gente que me quiere me respeta y no pasa por alto mis decisiones y en este caso mi deseo de estar sola.
10.- Y por último, que partiendo del reconocimiento del nuevo estado de cosas, la indagación sobre las condiciones que dieron lugar a este estado caen en el campo de mera especulación filosófica y por lo tanto, podemos ahorrárnosla.
1.- Que puedo salir con quien quiera, coquetear con quien quiera y en último caso meterme con quien quiera sin tener que considerar en mi decisión cualquier otra cosa o persona que no sean las implicadas (o sea el sujeto x y yo), y eso sin tener que sentirme culpable y sin que nadie tenga el derecho a reprochármelo. Y como eso cualquier otra decisión, irme a vivir a Alemania, tatuarme una araña en la cara, volverme lesbiana, etcétera.
2.- Que puedo olvidar mi celular un día y cuando regrese no tendré ocho llamadas perdidas, seis mensajistos de "¿estás bien?", tres recados en mi casa y un hombre del otro lado de la ciudad comiéndose las uñas y fantaseando con que me estoy tirando a tres negros mientras tanto. Además, en dado caso de que me los estuviera tirando, revisar de nuevo el inciso número 1. Lo mismo ocurre cuando yo estoy haciendo un plan con alguien más, más de una llamada se considera acoso.
3.- Que todo futuro es incierto, que NADIE está a priori en él, que no estoy atada por promesa alguna y que no soy responsable de quimeras teleológicas ajenas.
4.- Que nadie puede establecer leyes de predicción en mis actos ni suponer que del hecho de que un día tenga un gesto buenaonda con esa persona se siga que estoy obligada a tenerlo permamentemente y de por vida.
5.- Que no depende de mí el bienestar de persona alguna ni me tengo que hacer cargo de su malestar o en general de sus cambios anímicos.
6.- Que tengo derecho a los secretos y las omisiones; es decir, que puedo tener una vida privada que no requiero compartir con nadie si no se me da la gana.
7.- Que puedo estar en mi pedo en la escuela, convivir con quien se me da la gana, tomar café con los filósofos o el sol con el amigo-que-no-sé-su-nombre sin la amenaza de que llegue una rémora a incrustárseme en el brazo, darle la espalda a todos y demandarme atención como si pudiera disponer de toda ella.
8.- Que nadie tiene el derecho a someter a escrutinio paranoico mis blogs o cada uno de mis gestos; que no requiero censurar, aparentar o dar explicaciones de nada y que nadie puede someterme a interrogatorios extenuantes sobre mis estados mentales y las causas últimas de cada movimiento que hago.
9.- Que voy a poder dejar de vivir a la defensiva tranquila de saber que nadie va a estar a la ofensiva porque la gente que me quiere me respeta y no pasa por alto mis decisiones y en este caso mi deseo de estar sola.
10.- Y por último, que partiendo del reconocimiento del nuevo estado de cosas, la indagación sobre las condiciones que dieron lugar a este estado caen en el campo de mera especulación filosófica y por lo tanto, podemos ahorrárnosla.
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