domingo, 9 de septiembre de 2007

Paradojas reales e ideales

Lo real se desmorona invariablemente frente a la falta de idealidad. La cosa vale tan poco cuando no merece siquiera ser mirada, nombrada, pensada, amada...
Sin embargo, tenemos asimismo el contraejemplo: cuando la idealidad le quiere dar solidez a la realidad y lo logra, en cierta medida, pero en algún punto la realidad termina por rebelársele y se impone independiente y sin maleabilidad.
El remedio está entonces en empatar ambas, de forma que ninguna esté demasiado presente ni demasiado ausente. Pero basta que eso ocurra para que aparezca el ciego afán por desempatarlas, porque somos necios o perfeccionistas o sólo pesimistas.

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