La ruptura en el lenguaje se da cuando las palabras dejan de referir a hechos y empiezan a referir sólo a palabras. Es por eso que se vicia el lenguaje.
Se me ocurren dos ejemplos posibles:
1.- Los clásicos "te amo" dichos en exceso en una relación. No es que pierdan sentido de suyo en cuanto que es obvio que sabes a qué refieren, es sólo que se vician, se vuelven palabras, y aun si, haciendo el esfuerzo, puedes acceder a su sentido originario (sabes por qué te lo dice o en qué bases se sustenta), el vínculo de la palabra al hecho ya no es directo, sino que, a lo que accesamos, antes que al hecho, es al uso de la palabra, entendemos el convencionalismo pues, reubicamos el significado según el contexto y le damos un valor a la palabra según las condiciones de la palabra más que al hecho al que apunta.
2.- Las promesas. Cuando alguien emite una promesa o cuando una relación se funda en una, como quien dice: "cuando tengamos la oportunidad de hacer tal entonces..." o "te prometo que algún día tú y yo tal...", lo que pasa es que primero esas palabras evocan un hecho, un hecho futuro e hipotético pero un hecho al fin, pero cuando esas promesas se vuelven lugar común, se independizan del hecho que evocaban, adquieren realidad propia, y en ese momento se vuelven sólo promesay nada más, olvidando así que su referente original era un hecho y no sólo la palabra.
Se me ocurren dos ejemplos posibles:
1.- Los clásicos "te amo" dichos en exceso en una relación. No es que pierdan sentido de suyo en cuanto que es obvio que sabes a qué refieren, es sólo que se vician, se vuelven palabras, y aun si, haciendo el esfuerzo, puedes acceder a su sentido originario (sabes por qué te lo dice o en qué bases se sustenta), el vínculo de la palabra al hecho ya no es directo, sino que, a lo que accesamos, antes que al hecho, es al uso de la palabra, entendemos el convencionalismo pues, reubicamos el significado según el contexto y le damos un valor a la palabra según las condiciones de la palabra más que al hecho al que apunta.
2.- Las promesas. Cuando alguien emite una promesa o cuando una relación se funda en una, como quien dice: "cuando tengamos la oportunidad de hacer tal entonces..." o "te prometo que algún día tú y yo tal...", lo que pasa es que primero esas palabras evocan un hecho, un hecho futuro e hipotético pero un hecho al fin, pero cuando esas promesas se vuelven lugar común, se independizan del hecho que evocaban, adquieren realidad propia, y en ese momento se vuelven sólo promesay nada más, olvidando así que su referente original era un hecho y no sólo la palabra.
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